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jueves, 24 de noviembre de 2011

LA ZORRA Y LAS UVAS

Érase una vez un juez que ante un maltratador condenado, que entre otras lindezas le dijo "zorra" a su mujer,le exculpa diciendo que no es ningún insulto,sino un animal que debe actuar con precaución ante cualquier riesgo contra si mismo.Total que digo yo, que con jueces así, y con una ley como la que tenemos nos van a dar las uvas, pero no las de este año que están muy cercanas, sino las de no se sabe que año, si esperamos que disminuyan los casos de violencia de género, en este caso de género masculino contra el femenino.
No es de recibo que se haya armado tanto alboroto por una palabra, que diga lo que diga el Sr. Juez es mal sonante, aplicado a una persona, cuando en realidad lo que cuenta es que este maltratador en cuestión a su hijo le dijo: "juro que la meto en una caja de pino".¿Eso no implica violencia tampoco?, eso es una amenaza en toda regla, según lo veo yo.
Pero da igual, seguirán aumentando las  víctimas mientras exista un solo juez como este que ha revocado sentencias en las que se podían leer: "un puñetazo seguido de amenaza "te queda poco de vida"; una patada en la pierna; un agarrón por el cuello y un empujón tan fuerte como para tirarla al suelo, o un "hija de puta, a mi me meterán en la cárcel, pero antes te llevo por delante", sumado a un bofetón que provocó un edema.
Pero tristemente ninguna de esas agresiones es para este juez un delito de violencia, como mucho una leve falta de lesiones,porque en ellas no se produce una manifestación de" una subcultura machista" o no son "expresión de una voluntad de sojuzgar a la mujer", según este sr. juez.
Estos datos los he sacado de un artículo del periódico El Mundo, publicado el martes 4 de octubre de este año. Es decir que da igual el día del año que sea que siempre habrá un motivo o un caso para hablar sobre la violencia machista en este caso, de género en todos los demás.
Si primero puse sr. juez con mayúsculas es porque así debe escribirse, pero lo cierto es que ante tipos así la impotencia crece y los cargos empequeñecen, permitiendo y animando con sus actos  que el mundo del maltrato prolifere.