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domingo, 9 de junio de 2013

LO CHUNGO DE LA CHUNGA


Lo bueno que tiene ser un espectador ignorante, es la reacción al final de la función. Pegados a las butacas como si en cada subida y bajada de telón nos fueran poniendo una losa sobre la cabeza, cada vez más pesada, nos quedamos el viernes los asistentes en la función de "La Chunga", representada en el Teatro Español. Esta obra de Mario Vargas LLosa y dirigida por Joan Ollé, mantuvo a los asistentes en un silencio sepulcral, con la respiración tan cortada por la dureza de la trama que ni una tos, ni un carraspeo se pudo oir en hora y cuarto que duró la obra. 
Afortunadamente en algún momento se nos dibujó una sonrisa que se convierte en una risa a medias, gracias a  alguna ironía que otra de los personajes. Obra dura, que está ambientada en un bareto de los años cincuenta ,en una ciudad de Perú, dato que carece de importancia, ya que bien podría ocurrir hoy en día en cualquier lugar del mundo, al fin y al cabo la obra habla de las miserias del ser humano, de la superioridad del macho, de los deseos despreciables, del agotamiento psíquico, de la lucha constante de la mujer por hacerse valer en un mundo totalmente machista. Habla también de la violencia, de la ignominia, de la suciedad de la sociedad, de todo esto y más que tan bien estamos servidos  a pesar de vivir en el siglo XXll, trata esta obra,  interpretada magistralmente por sus seis personajes. Aunque por poner algún "pero" de los seis personajes, uno de ellos, en mi modesta opinión, chirría, resulta histriónico, es el personaje de  "El Mono",  interpretado por Tomás Pozzi. La fuerza interpretativa de Asier Etxeandia como "Josefino"  y Aitana Sánchez-Gijón, "La Chunga" es bestial, pues hacen que tanta miseria humana resulte creíble. La joven "Meche" interpretada por Irene Escolar, con la candidez que irradia, le permite interpretar al personaje más inocente del conjunto. Rulo Pardo y Jorge Calvo, interpretando, respectivamente, a José y Lituma, son los otros dos "inconquistables", personajes que ayudan a elucubrar sobre el paradero de "Meche", a pesar de la buena interpretación,  no  me terminan de ser del todo convincentes. 

La escenografía me pareció muy adecuada a las necesidades de la obra y genial por la sencillez de los artificios a pesar de su simpleza, el efecto lluvia  le da ese aire melancólico que siempre produce ver llover tras una ventana. De los temas musicales cabe destacar, sobre todo, la última canción, "Mechita" interpretada por Silvia Pérez Cruz , cerrando la obra, dejando en el ambiente ese aire tristón y solitario que produce una habanera. 

Repito, todo es bajo mi personal y modesta opinión. Y por supuesto que recomiendo visitar cuanto antes el bareto de "La Chunga", las cervezas están aseguradas durante la función, al menos en el escenario. 



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